La cocina de las vanidades

rendo el televisor dispuesto a encarar otro documental dedicado a un cocinero de fama. No importa cuál, cada mes hay tres nuevos. La cocina es el centro de atención de nuestro tiempo. Se le dedican más tiempo y metraje que a escritores, artistas, científicos, activistas o filósofos. O no; los que veo presentan al cocinero como el pensador de nuestro tiempo. No se rían, por favor.

 

Las producciones independientes se multiplican y tenemos una serie que estira ya su tercera temporada en Netflix. Conozco bien a muchos de ellos y mi interés es el contrario del que anima la serie. Prefiero saber más de su relación con la cocina que sobre su forma de encarar la vida; me interesa bien poco su filosofía de mesa camilla. Hay salvedades, pero son contadas. Mi atención decrece con protagonistas a los que conozco mejor. La imagen que dan solo coincide de forma tangencial con la realidad y algunos nunca me parecieron, precisamente, personajes ejemplares.