“La cocina es donde pasan las cosas”. “Cocinar con gente a tu alrededor es una experiencia humana; algo que todos compartimos”. “Hablamos de morar este espacio”. Estas son algunas de las ideas sobre cómo va a ser la cocina del futuro. “Tenemos que conseguir amor en la cocina”, opina el arquitecto Juli Capella, que ha sido uno de los 17 expertos consultados para la elaboración del estudio La cocina doméstica en la era de la globalización. Elaborado por Global Kitchen, cuenta con la opinión de personalidades provenientes del campo de la arquitectura, la gastronomía y la sociología así como las respuestas de trabajadores de más de 800 tiendas de ventas de cocinas de ocho países del mundo.


La cocina del futuro será una amiga interactiva: lo ayudará a cocinar, a comprar ingredientes y a comer con niveles óptimos de higiene y eficiencia.

Muchos de los aparatos que permitirán que esto se haga realidad ya existen.

Refrigeradores que tienen una pantalla similar a la de una tableta con wi-fi y una tecnología que funciona como los códigos de barra que se escanean ofrecen la posibilidad de ponerles etiquetas a los alimentos, incluyendo su fecha de expiración.

Incluso puede sugerir recetas tomando en consideración los productos que quedan en la nevera y enviar esa información al teléfono móvil.

La mayoría de los utensilios de cocina son cada vez más “inteligentes”: tal es el caso de la humilde tabla de picar y del sofisticado horno con múltiples funciones.

Y al ritmo que van las cosas, no pasará mucho tiempo antes de que todos estos artefactos puedan comunicarse entre sí sin necesidad de cables.

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rendo el televisor dispuesto a encarar otro documental dedicado a un cocinero de fama. No importa cuál, cada mes hay tres nuevos. La cocina es el centro de atención de nuestro tiempo. Se le dedican más tiempo y metraje que a escritores, artistas, científicos, activistas o filósofos. O no; los que veo presentan al cocinero como el pensador de nuestro tiempo. No se rían, por favor.

 

Las producciones independientes se multiplican y tenemos una serie que estira ya su tercera temporada en Netflix. Conozco bien a muchos de ellos y mi interés es el contrario del que anima la serie. Prefiero saber más de su relación con la cocina que sobre su forma de encarar la vida; me interesa bien poco su filosofía de mesa camilla. Hay salvedades, pero son contadas. Mi atención decrece con protagonistas a los que conozco mejor. La imagen que dan solo coincide de forma tangencial con la realidad y algunos nunca me parecieron, precisamente, personajes ejemplares.